Las novelas costumbristas no me gustan mucho y, aunque reconozco la habilidad de Cela para escribir, no consigo que la familia de Pascual Duarte me llegue como sí conecta con otras personas. Creo que es porque, tras haber visto muchos westerns y películas de Charles Bronson en mi niñez, me he vuelto un poco insensible a las historias de venganza.
Western en Extremadura
La familia de Pascual Duarte me recuerda a un western clásico con sus personajes, sus historias y sus escenarios, pero con el contexto de una Extremadura tras la guerra civil. Algo similar a lo que me evoca la canción Por un puñado de tierra de La Frontera.
Pascual Duarte es un personaje que, tras enormes claroscuros morales, sólo responde a un aprendizaje y un contexto que siempre han estado en su contra. Todos somos Pascual Duarte y cualquiera puede ser Pascual Duarte.
Distintos niveles de lectura
Es difícil saber si Pascual Duarte es un desquiciado, un enfermo o un sociópata calculador. Eso permite leer la novela desde distintos prejuicios.
La gente que se acerque sin un prejuicio claro se enfrentará a una novela sucia, confusa a veces y llena de indecisiones. Enfrentando distintos preceptos morales. En cambio, quien se enfrente al relato desde un prejuicio inicial (loco o psicópata), disfrutará de detalles escabrosos y giros que, aún circunscritos a la coherencia que imprime todo el relato, no dejan de resultar perturbadores y sorprendentes.
Leyéndola no he podido evitar acordarme de Otra vuelta de tuerca. Aun con todo, entiendo que Cela no es para mí o yo no estoy en ese momento de la vida.